¿Sabes qué? Los mejores momentos de las sesiones son los que no se planean. Tras un tiempo intentando cuadrar nuestras agendas, por fin llegó el día en que pude reencontrarme con esta familia, y fue, como siempre, un verdadero lujo.
Cuando una familia ya me conoce porque han repetido sesión conmigo, los padres se relajan y los niños me permiten entrar en su mundo. Las risas, los abrazos y los momentos espontáneos surgen solos. Esta tarde, la pequeña Paula me confesó, muy seria, que «son muchas fotos». Pero al poco tiempo, me regaló las poses y las caritas más divertidas y auténticas que puedes imaginar.
Y de eso se trata mi fotografía: de tardes sin prisas, de conectar con la gente y de capturar el verdadero yo de la familia.