Retratar a estos locos bajitos es un desafío constante, y lo que más me apasiona es trabajar a su ritmo. En la fotografía infantil lifestyle, el reto es saber moverte con su energía y capturar esos instantes que te regalan.
Paula y Lara son dos hermanas que viven en esa edad preciosa en la que hasta una hoja puede convertirse en algo mágico. Y en la Finca de Osorio, lo vivieron al máximo. La tarde fue un bombardeo de risas, canciones infantiles y exploraciones, sobre todo por parte de Lara, que no paraba de comer hojitas.
Mi objetivo en cada sesión es crear un ambiente relajado para que las familias sean simplemente ellas. Cuando la sesión se hace corta, es la señal de que todo ha ido bien. Gracias, de nuevo, a esta familia por dejarme entrar un ratito en su mundo.