Cuando Chemida y Balbino me propusieron hacer la postboda en Tenerife me pareció una idea fantastica, la única pega mi predisposición al mareo que Chemida solucionó con su truquito. En esta sesión iba un poco a ciegas en cuanto a localizaciones pero ambos, Chemida y Balbino, hicieron los deberes y me buscaron unos sitios preciosos. Después de pasar una preboda donde aprendieron a estar delante de mi cámara, de la boda donde ya no era la fotógrafa sino uno más con todos los asistentes, el postboda fue rodado: sueltos, divertidos, relajados totalmente, exprimimos el día al máximo, fotos, almuerzo (¡mmmm rico!), compra de dulces típicos para mis terremotos.... y ¡casi no llego a coger el barco! Una experiencia que repetiría otra vez. y más que ahora sé cómo ¡no marear! ¡Gracias chicos!

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