Durante todos los años que llevo fotografiando Primeras Comuniones, la ilusión que transmiten esos pizquitos es maravillosa. Me ilusiona capturar la magia escondida en lo cotidiano, la grandeza de sus miradas, la eternidad de sus gestos. Cada una de sus fotografías nos hablan de sus corazoncitos y de sus sueños.
En cada destello de sus ojos, en cada sonrisa tímida o radiante, encuentro la esencia pura de lo que me regalan ellos. Es como si cada imagen revelara un pequeño secreto, una historia no contada que sólo puede ser capturada a través de la lente de mi cámara.
Mi enfoque va más allá de la simple imagen; busco captar la vibración de la emoción, la delicada danza de la luz que juega en sus cabellos, la sutileza de un gesto que dice más que mil palabras. Es un honor y un privilegio para mí ser el narrador visual de estos momentos tan importantes, guardando no sólo recuerdos, sino también capturando un pedacito de su esencia y alegría.